domingo, 6 de mayo de 2012

Perfil de Luz María Abreu, candidata vicepresidencial de la APD

“Soy Luz María. Hija, Madre y Abuela. He dedicado mi vida a sembrar ideas de justicia, defendiendo las personas con derechos denegados, combatiendo la pobreza y la discriminación, canalizando recursos  para generar capacidades  que ayudaran a cientos de personas a vivir mejor y disfrutar la vida. Hay esperanza. Lo mejor y más capaz no ha gobernado aun”.
Nací en Jarabacoa donde pasé mi infancia, hice mis primeros estudios y debo la formación que ha pautado mi vida.

Desde niña me preocupó  la desigualdad social, ¿por qué había tantas diferencias entre la gente?, me preguntaba. Veía que muchas familias apenas sobrevivían  y en otras no se podía contar todos los bienes que poseían. Despuntaba mi vida conociendo de la pobreza y no me parecía justo que tanta gente la pasaran tan mal.
En mi adolescencia formé parte de la apuesta por la promoción campesina, de  una militancia ardorosa que optó por los pobres; y con el mismo entusiasmo he abrazado  la causa de los derechos sociales, políticos, económicos, sexuales y reproductivos de las mujeres; la garantía de derechos y de igualdad de oportunidades para todas las personas discriminadas.
Al llegar a la capital me incliné por el estudio de la sociología; quería escudriñar  los fenómenos que creaban tanta desigualdad.  Combinaba mis estudios con una jornada laboral normal, también con la militancia revolucionaria en un combate frontal a la pobreza, la discriminación y la desigualdad social.
Con 26 años fui Directora Ejecutiva de Mujeres en Desarrollo Dominicana (Mude), organización en cuya dirección permanecí por mas de ocho años.  Con esta experiencia participé en la fundación del Centro de Solidaridad para el Desarrollo de la Mujer (Ce-Mujer), organización de la cual  fui su primera Coordinadora General.
Mi ser isleño se ha  empinado para hacerme ciudadana del mundo;  con esta condición asumo los derechos inalienables de toda persona más allá de fronteras nacionales. Nunca como ahora me ha quedado tan clara la deuda de la humanidad, con todo colectivo privado de sus derechos y condenado al sufrimiento por razones de sexo, etnia, credo, orientación sexual o  capacidades físicas diferenciadas.
He tenido la suerte de participar en la discusión de las leyes que hoy nos hacen más iguales a hombres y mujeres; la dicha de ser escuchada también en el plano internacional y la oportunidad de aplicar metodologías y prácticas novedosas  en desarrollo rural,  de impulso a la contraloría social y al derecho ciudadano de acceso a la informacion pública;  de impulsar programas de generación de ingresos, de formación e inserción laboral de las mujeres en oficios rentables que la cultura les hacía ajenos;  de incidencia política, desarrollo participativo, y rendición de cuentas.
Mi voz ha denunciado las reglas desiguales del comercio internacional y anticipado los efectos negativos para nuestro país y la región, de los acuerdos de libre comercio. He defendido  el  Comercio Justo, el desarrollo inclusivo, la sostenibilidad medioambiental, el derecho a decidir de las mujeres y el respaldo constitucional para ello;  la educación publica de calidad para lo cual es imprescindible lograr el 4% para Educación.
Ahora estoy aspirando ir al gobierno. Estoy convencida de que muchos de los éxitos logrados con pocos recursos desde el sector no gubernamental pueden replicarse  en beneficio de grandes grupos poblacionales.
El llamado a participar en esta campana me ha llegado en momentos en que me permitía  una de mis pasiones postergadas: la literatura. En estos momentos siento que la prioridad es el trabajo por cambiar la desigualdad social; luchar contra la pobreza, no solo la que se manifiesta en la carencia de bienes materiales, sino también la que se traduce en  aceptación sumisa de este odioso determinismo, del oprobioso conformismo,  de que “siempre habrá pobres”.
El clientelismo, el asistencialismo y el paternalismo son aberraciones que nuestro devenir histórico debió haber borrado para siempre; su resurrección avergüenza.
Soy consciente que el verdadero cambio solamente será posible a través de políticas públicas claras y valientes que enfrenten la pobreza, la discriminación y la desigualdad social.
Por esta convicción estoy acompañando al candidato presidencial Max Puig y a su organización política la Alianza por la Democracia como candidata a vicepresidenta de la República. Renuevo en la ocasión las esperanzas. Estoy convencida que somos más quienes nos rebelamos ante la injustica, somos más  quienes  todos los días amanecemos con la voluntad de hacer las cosas bien y mejorar.
La ciudadanía consciente espera un resurgir de la decencia y  la dignidad;  que sangre nueva, con un liderazgo formado en la ética, la vocación de equidad y la solidaridad, nutra el debilitado cuerpo de la nación.  Estoy feliz de contribuir a ello.  Merecemos más. Lo mejor no ha gobernado aún.
Luz María Abreu Lantigua
Candidata a la Vicepresidencia
Alianza por la Democracia, APD

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