La República Dominicana ha estado gobernada bajo una lógica que ha originado la concentración de riqueza en unos grupos privilegiados, mientras ha reproducido la pobreza que azota a la mayoría. Esta brecha de desigualdad social ha contribuido a profundizar y perpetuar la discriminación.
Nuestro país está caracterizado por la presencia de múltiples formas de discriminación. Se discrimina por el origen social, el color, la posición económica, las creencias religiosas o las
preferencias sexuales. Esto lleva implícito la negación de derechos de las personas que se ven discriminadas y estigmatizadas por cualquiera de estos motivos. En una sociedad democrática no puede existir ningún espacio, publico ni privado, donde se permitan este tipo de actitudes.
A esto se añade la falta de institucionalidad que enfrentamos que ha determinado que actualmente la sociedad no tenga confianza en el sistema político, generando una inseguridad ciudadana que afecta de manera directa a los grupos que son discriminados, como es el caso del colectivo GLBT.
La primera forma de discriminación que debemos enfrentar es la negación de que esta existe. Si bien nuestra Constitución reconoce que todos y todas tenemos los mismos derechos, en la práctica no se garantizan ni se respetan. En el caso del colectivo GLBT la discriminación de la que son sujetos afecta todos los ámbitos de la vida diaria, como el acceso a la salud, a la educación o al empleo.
Mi posición es por tanto la de enfrentar todo tipo de discriminación, para que todos los ciudadanos y ciudadanas vean garantizados sus derechos. Para ellos planteo varias medidas, en primer lugar, propongo la elaboración de una Ley Antidiscriminación que sancione las conductas estigmatizantes y las practicas sociales que sean discriminatorias, penando además la incitación al odio y la modificando del Código Penal para perseguir y sancionar los crímenes de odio.
Otra de las medidas que planteo es mi posición a favor de implementar medidas de discriminación positiva, para equiparar y restituir los derechos de aquellas personas que en nuestra sociedad han sido relegadas.
Pero no solo son necesarias medidas legales, si no que estas deben ir acompañadas de cambios estructurales en la cultura y los comportamientos colectivos. Por lo que la educación de toda la sociedad en el respeto, aceptación y garantía de los derechos es un requisito fundamental para construir un país inclusivo. Soy partidario de que este proceso de educación en derechos se inicie desde la infancia, en las escuelas, para favorecer el establecimiento de una cultura de paz y respecto.
Todos los ciudadanos y ciudadanas independientemente de sus preferencias sexuales deben tener derecho a la participación política, y todos los temas que afecten a la dignidad y los derechos de esta población deben ser discutidos y debatidos en espacios públicos favorecidos por los poderes políticos, incluyendo aquellos temas que son considerados tabú en la sociedad.
Mi compromiso con el respeto de los derechos humanos de todas las personas va más allá de la coyuntura electoral actual, ya que las elecciones representan solo un momento en la vida de un pueblo, mientras que estos desafíos son constantes y han estado presentes desde hace demasiado tiempo en nuestra sociedad.
La transformación que Republica Dominicana merece solo puede ser conseguida con la participación y movilización de toda la sociedad, por eso me comprometo a apoyar este proceso y contribuir en su accionar para construir una sociedad de derechos para todos y todas.
Max Puig
Candidato presidencial de Alianza por la Democracia
Sexto Foro Nacional GLBT sobre Derechos Humanos
Activismos GLTB y Participación Política en República Dominicana
Hotel Barcelo Lina
8 de Mayo de 2012
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