domingo, 22 de abril de 2012

La Pobreza, la discriminación y la Desigualdad social

Discurso pronunciado por Luz María Abreu Lantigua en su proclamación como candidata vicepresidencial por  Alianza por la Democracia (APD)
Santo Domingo, República Dominicana
11 de abril de 2012
Agradezco a cada una de las personas presentes su compañía.
Sé que para gran parte de mis amistades e incluso a mi familia le ha tomado por sorpresa esta decisión.  He aceptado el desafío que implica esta responsabilidad:
   
Primero, por la admiración y el respeto que infunde el candidato presidencial, Dr. Max Puig quien ha hecho  de su
vida un paradigma inspirador a favor de los pobres, y porque me consta que la sugerencia ha venido de un sector de mucho  respeto: los caficultores y pequeños productores del campo.
   
Segundo porque   quiero ser  coherente, y mal podría negarme a esta cita habiendo predicado desde diferentes espacios   la necesidad de la participación política de la mujer, y la difusión y  debate de las ideas progresista en el seno de la sociedad.
   
Tercero: me propone Alianza por la Democracia,  organización política que ha dado y sigue dando  ejemplo de decencia política,  haciendo prevalecer en los contenidos de su propuesta los intereses de las personas que sufren la pobreza, la discriminación y la exclusión social.
La Pobreza, la discriminación y la Desigualdad social
Conozco la pobreza y he dedicado toda mi vida a combatirla. La pobreza es más que la falta de ingresos: es la falta de libertad para optar como mínimo a una vida digna;    Es carencia de  ingresos, ausencia o precariedad del empleo; falta de escuelas,  baja calidad de la educación; ausencia y deficiencia en el sistema de salud; pobreza también es la ignorancia  y  la subordinación de una persona a otra; es un estado de impotencia que impide controlar aspectos cruciales de la vida. Pobreza es vivir en situaciones medioambientales peligrosas.
Nos han hecho creer que la pobreza es natural.  Que los pobres han existido siempre y que hay que conformarse. Y No. No tenemos que aceptar como inconmovible la pobreza. No tenemos que aceptarla  como una predestinación divina.  ¿Cómo podríamos aceptarla como natural siendo que responde a causas tan terrenales como la pésima distribución de las riquezas nacionales; la baja institucionalidad, la corrupción,  la indiferencia de las autoridades en la aplicación de leyes,  la permisividad al delito, la flema ante  la violencia machista?
La aceptación sumisa del estado de pobreza es una barrera para el cambio. La pobreza se alimenta cuando las personas subyugadas no cuestionan sus  inaceptables condiciones de vida o  aceptan cambiar por dinero la fuerza de su voto; se nutre cuando no se tiene la capacidad de conectar la situación particular con la conducción general de la cosa pública. Quienes nos han gobernado hasta la fecha han auspiciado un sistema que genera pobres y cada cuatro años  reparten esperanzas y  migajas para mantenerse en el poder. Ese es su negocio. Clientelismo de corrupta raíz; corrupción que  roba la oportunidad de superar  la pobreza: se es más pobres porque la riqueza que no queda atrapada en manos de unos pocos, se cuela en los filtros del clientelismo político. Crezcamos y opongamos la  Vergüenza a estas miserias humanas.
   
La pobreza genera discriminación. Todas las personas independientemente de su credo, sexo, orientación sexual, origen étnico o condición física,   merecemos la misma dignidad y consideración; tenemos derechos económicos, sociales; políticos y civiles. La discriminación desperdicia talentos;  hace perder oportunidades;  socava las instituciones permitiendo que las élites impongan sus reglas, mina la cohesión social, obliga a los pobres a transmitir la pobreza de generación en generación, mientras los empuja hasta  constreñir  su capacidad de decidir.
   
La discriminación y la pobreza son enormes tragedias que destrozan vida, ahogan los sueños y la felicidad, destruyen la  creatividad y mellan  libertades.  Hay que romper  el círculo perverso de la pobreza y la discriminación: Mucha gente cae en la pobreza o no puede salir de ella por ser discriminada; en tanto son discriminadas las personas por ser pobres. Procuro apostar  con el Dr. Max Puig a la inclusión de todos y todas, al combate a la discriminación y la pobreza.
   
Aspiro a un país en que la gente  no pida o espere las boronas que caen del banquete del poder o de las grandes ganancias privadas, sino que exija sus derechos; una sociedad de ciudadanas y ciudadanos;  un pueblo  que deje de considerarse objeto de la caridad gubernamental, se ejercite como  sujeto  con el cual el Estado tiene un compromiso  y hace lo que debe para hacérselo cumplir.
   
Deseo contribuir desde un  Gobierno de la APD a la construcción de un Estado que garantice eficazmente los derechos de la ciudadanía, que priorice  con recursos, no solo palabras,  la seguridad física de todos y todas; la seguridad social de gente trabajadora que ha sido abandona a su propia suerte,  y pienso en las trabajadoras domésticas; un Estado que garantice la seguridad de las mujeres en el hogar que hoy por hoy se ha convertido en un escenario amenazante; la seguridad alimentaria de cada persona de cualquier edad, que sobreviva en la más escarpada  montaña o que esté muriendo a destiempo en los sumideros suburbanos en que la exclusión ha metido a millones de dominicanos y dominicanas.
   
Anhelo o participar  de  la protección de las personas con discapacidad; promover políticas de  respeto inherentes a su dignidad. De cada quien según su posibilidad y a cada quien según su necesidad.
   
Levanto mi voz a favor  de uno de los sectores sociales  mas cruelmente golpeado por el modelo de desarrollo con injusticia: los caficultores y pequeños propietarios del agro. Este colectivo formado por mas 50 mil familias, concentra la más alta pobreza del país, y es sujeto de una excepcional agravante: las leyes específicas que le benefician no se aplican (la 64-00 que establece el pago de servicios ambientales) y leyes que  merman sus menudos ingresos (la de recargo cambiario)  se cumplen sin escapatoria.  Cuan grande es la deuda social con las familias caficultoras, con las familias  que viven en  montañas; cuan injusto e indiferente se ha sido ante su rol  fundamental en la conservación de los bosques y las fuentes de agua. Confío en no defraudar su confianza.
Medio ambiente
   
Tengo mucho que aportar en un gobierno  creíble en su apuesta a  la seguridad medioambiental,  un gobierno que se conduela de las familias que, por décadas esperan ser redimidas de los territorios vulnerables que habitan; familias  que no tienen un día de tranquilidad  bajo la creciente  amenaza de los efectos del cambio climático.   Y no es para menos. La incidencia de terremotos,  huracanes, inundaciones asechan amenazantes día y noche su vida. Estos fenómenos junto a las sequías de tierras agrícolas y ganaderas  causan  considerables pérdidas en la producción y en la productividad.
   
Si no  se toman  medidas adecuadas,  los riesgos a los que la isla está sometida serán cada vez más severos,  serán erosionados  los suelos, reduciendo las tierras cultivables,  poniendo en peligro la seguridad alimentaria,  y provocando  la eventual desaparición de medios de vida.  República Dominicana tiene que implementar  irremediablemente, -aunque las demos partidos no se refieran a ello- R. D. tendrá que implementar  estrategias de adaptación,  mitigación  y transferencia tecnológica contra el Cambio Climático.  Mi pensamiento vuela inevitablemente a la población que habita  zonas de la más alta vulnerabilidad, como las  márgenes del Ozama, el bajo Yuna, el bajo Yaque del Sur, y en los últimos años  todo el derredor del Lago Enriquillo inexplicablemente tragado por sus aguas.

Deseo apoyar al Dr. Max Puig en el impulso de  cambios en los sistemas de cultivos, apoyar la producción en invernaderos, contribuir a un ordenamiento territorial acorde con nuestro desarrollo presente y futuro; aligerar la carga de trabajo del hombre y la mujer del campo para que produzcan mas con menos fatiga; cumplir con un programa consensuado ya con los caficultores, que es lo mínimo que podemos hacer e  implementar  programas de eficiencia en el manejo del agua de riego,  ampliar las superficies irrigadas y aplicar métodos de recuperación  y uso optimo de los suelos.
Mujer
Sueño con un país que implemente políticas públicas concretas contra la cultura patriarcal y machista, caldo de cultivo de uno de los principales problemas: la violencia de género. En el ejercicio del poder político hace falta la voz de mujer que lidere la batalla contra este flagelo, que genere confianza en el movimiento nacional de mujeres para canalizar su experiencia y posicionamientos en la prevención y la educación para la convivencia; en la persecución y castigo sin contemplación de los agresores; y en la protección adecuada a las sobrevivientes.  No hay excusa que justifique la tacañería del presupuesto  en la defensa de la mujer.  Los feminicidios se erigen en la primera causa de muerte de las mujeres ante la impotencia de las autoridades y la falta de consternación de muchas entidades que no pueden escaquear  su responsabilidad en el soporte de la cultura machista.  Una de cada tres mujeres ha sufrido la violencia.  El Estado tiene el deber ineludible de intervenir, de garantizar el derecho a la seguridad de todas las mujeres.
El camino de la igualdad requiere el vencimiento continuo de resistencias. La base material de la subordinación, la dependencia económica, deberá ser atacada contundentemente. Planes de ingresos y empleo digno para las mujeres, igualdad de salario por el mismo trabajo. Paridad en los cargos públicos; discriminación positiva” cuando fuese necesario; derecho a decidir su vida y protección del Estado para lograrlo en cualquier circunstancia; educación sexual veraz, oportuna, científica y sin prejuicios;  atención efectiva a la salud sexual y reproductiva. Ello apunta en la correcta dirección para el cambio del sistema de ideas y creencias de la cultura machista.
Hay que apostar  fuertemente a una nueva forma de convivencia, a una redefinición de   roles al interior de la familia, a la  redistribución  de responsabilidades en el trabajo domestico, la conciliación de la vida laboral y familiar; mas estancias infantiles del Estado;  acciones que liberen  energías y libertad emocional en la mujer que enfrenta la cotidianidad del trabajo fuera de casa, sin riesgos de doble y triple jornada; apostar a que la democracia penetre reinante a cada hogar, destronando la violencia machista del patriarcado, responsable final de sufrimientos, angustias, sangre, dolor y muerte en la familia dominicana. Convoco a los hombres de buena voluntad, principalmente a los jóvenes, a construir, vivir y disfrutar de una nueva masculinidad, de una relación  con las demás personas y especialmente con su pareja fundamentada en el respeto y la igualdad, la única que se corresponde con el valor de la vida y los sagrados principios de la dignidad humana. Sin ambición de supremacía, sin verticalidad, sin aspirar a  tener como propiedad a la mujer. Toda mujer  simplemente se pertenece así misma,  con su cuerpo y sus sentimientos.  Esta condición es un derecho inalienable a su dignidad que el Estado esta en el deber de promover y proteger. Asumimos en todas sus partes  el Plan Nacional de Equidad de Género;  no solo el discurso, que conste, sino con la determinación de solventarlo en el presupuesto público.
   
Garantizar el  derecho a la Seguridad y  los compromisos  en la calidad y presupuesto para  la Educación   son prioritarios en el Gasto para un Gobierno que encabece la APD. Quiero velar especialmente por ello y seguir  trabajando  en la erradicación de la pobreza ya suficientemente estudiada, medida, mapeada y con un nuevo instrumento  consensuado que marca la ruta: la Estrategia Nacional de Desarrollo.
Aspiro a impulsar  un trabajo horizontal y participativo con la sociedad civil, trabajo capaz de movilizar a las organizaciones comunitarias y sectoriales para hacer en grande lo probado desde el reducido ámbito de las ONGs,  convertir en  política publica, la Contraloría Social.
Anhelo un país con un Gobierno que haga sus Deberes  sin avasallar, que en todo acción tenga presente  que el pueblo es el Soberano.  Un Gobierno ético, transparente y eficaz; sensible y que rinda  cuentas de sus actos.  Un gobierno que en los necesarios esfuerzos de  hacer crecer la economía  sea capaz de identificar y tenga el coraje de rechazar cualquier práctica reñida con la ética.  Dominicana tiene que superar todo vestigio aparente o real  de neoesclavitud; de trabajo infantil, de prostitución de menores, de trata de blanca o abuso de mano de obra de población indocumentada. Contribuir al cumplimiento de la ley y los tratados internacionales,  con  estabilidad social y  crecimiento, sí, pero en un marco  ético.
Aspiro a un país con una economía en la que  el valor del capital no arrincone y acogote  el valor del Trabajo; quiero levantar mi voz desde lo más alto para estimular el cumplimiento de  la responsabilidad social de las empresas del sector privado  y  las inversiones respetuosas de la dignidad humana y de nuestro  medio ambiente, en un clima de seguridad jurídica.
La APD tiene un compromiso sincero con el pueblo; con ella acepto el desafío de un crecimiento con ética; un modelo  productivo, justo, incluyente y sostenible,   capaz de abordar la pobreza y la desigualdad desde un enfoque de derechos.  Desde la real dificultad o aparente imposibilidad  si fuese necesario, aunemos esfuerzos y  levantemos  la confianza colectiva en un futuro mejor.
Lo más honesto y capaz de nuestro pueblo no ha gobernado aún.  Por eso estoy aquí.
Llegó la hora de renovar la Esperanza. Un país mejor es posible.
Avancemos con el ejemplo de quienes nos precedieron en la conquista  de los derechos de las mujeres y defensa de los pobres.
Muchas Gracias.
Santo Domingo, R.D.

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